El lunes 18 de abril los frailes de la Custodia de Tierra Santa, acompañados por un numeroso grupo de peregrinos y cristianos locales, llevaron a cabo la tradicional peregrinación desde Jerusalén a Emaús, en sintonía con el evangelio del día que narra el episodio de los dos discípulos que se dirigían a esemismo pueblo en compañía de Jesús resucitado.
El encuentro tuvo lugar en el santuario franciscano de Al-Qubeibe, localidad donde algunos restos arqueológicos sugieren que se encontraba la aldea de Emaús mencionada en el evangelio de Lucas, “distante de Jerusalén unos sesenta estadios” (Lc 24, 13) y hoy aparentemente desaparecida.
Para los fieles locales y los peregrinos el encuentro del lunes de Pascua en Emaús representa una tradicional cita festiva y de celebración, en la que se conmemora el encuentro entre el resucitado y los dos discípulos en el camino pero que, en los últimos dos años, debido a las limitaciones impuestas para la contencióndel Covid-19, no ha podido expresarse como en el pasado. La jornada del lunes, sin embargo, marcó un cambio de rumbo al registrar una afluencia importante de fieles procedentes de toda Palestina y de varias partes del mundo. La respuesta numerosa y alegre de los asistentes deja lugar a la esperanza de un regreso cada vez más importante y participativo de los fieles a Tierra Santa.
El día comenzó entre las alegres notas de la banda local, que entretuvo a los presentes a la entrada de la iglesia. Después, la procesión se trasladó al interior donde el vicario custodial fray Dobromir Jasztal celebró la santa misa. La liturgia estuvo animada por la coral de Jerusalén que introdujo la ceremonia recibiendo la procesión de entrada de los celebrantes al altar y entonando el Aleluya.
Durante el ofertorio, un grupo de fieles llevó al altar varias cestas llenas de panes que después distribuyó fray Dobromir a la asamblea al final de la misa.
Tras la celebración y como es habitual el lunes de Pascua en Emaús, los frailes compartieron el almuerzo con los fieles en los locales de la parroquia en un ambiente de gran cordialidad y alegría.
La jornada concluyó con la celebración de las vísperas cantadas dentro de la iglesia y en presencia del Santísimo Sacramento expuesto en el altar.
Según la tradición de los franciscanos, Al-Qubeibeh es la aldea de “Emaús” del evangelio. En época bizantina, el lugar identificado como el de los dos discípulos Simeón y Cleofás era Nicópolis, pero los cruzados lo trasladaron a Abu Gosh, ya que Nicópolis se consideraba demasiado lejana según las indicaciones bíblicas.
El sitio de Al-Qubeibeh fue adquirido en 1861 por la marquesa y sierva de Dios Paolina de Nicolay y donado a la Custodia de Tierra Santa. Desde entonces, las diversas excavaciones realizadas permitieron descubrir restos de la basílica de la época cruzada fundada sobre la “casa de Cleofás” y de algunas casas de un pueblo alineadas a lo largo de la calzada romana a una distancia de aproximadamente 60 estadios de Jerusalén, coherente con las coordinadas que se dan en el evangelio de Lucas (24, 13-35). A lo largo de los años, el gran convento vinculado al santuario se usó tambien para albergar a los postulantes de la Custodia de Tierra Santa y por eso fue ampliado en 1923.
Filippo De Grazia